Una señora rica fallece: los vecinos logran apoderarse de toda la herencia en lugar de los nietos
Una de las cuestiones más delicadas de afrontar "en familia" es la relacionada con la división de bienes de una persona fallecida. Hablamos de herencia que muchas veces es motivo de conflicto y discordia entre los familiares. El dinero, los inmuebles, los objetos valiosos son "discutidos" en algunos casos en busca, quizás, de levantar la propia economía, mejorar al menos un poco nuestras condiciones de vida.
Para evitar problemas similares, como discusiones e injusticias que rápidamente pueden degenerar y dar lugar a actos temerarios, se redacta un documento con un valor legal específico: el testamento. ¿Pero si este último es modificado a último momento? Es precisamente lo que sucedió en esta historia, veamos los detalles.
via 9now.nine
Todo comenzó cuando David Moore y su pareja, Dee Andreasen, decidieron comprarse una casa en el número 70 de Louisa Road. en Birchgrove, Inner West de Sydney. Describieron a su nueva residencia como "la casa más fea en el barrio más hermoso".
En muy poco tiempo formaron una profunda amistad con Barbara Murphy, dueña de algunas propiedades en la misma calle. La anciana mujer siempre había tenido "olfato para los negocios" y gracias a una serie de inversiones, tenía un notable patrimonio inmobiliario.
Varios años después, a los 83 años, la señora Murphy falleció dejando a la adorable pareja de vecinos la cifra de 25.000 dólares. En cambio, sus hermanos, Don y Marion, tendrían derecho a la suma de 11 millones de dólares de su patrimonio.
Pero a algunos vecinos esa suma de dinero no le pareció suficiente: según ellos tenían derecho a todos por lo que fueron al tribunal.
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En verdad, primero acudieron a los hermanos Murphy para que "razonen", pero ellos -atónitos- rechazaron esa petición, consierándola completamente insensata. Por lo que terminaron todos en juicio.
La batalla legal se prolongó durante 6 años, lapso de tiempo en el que murieron tanto Don como Marion, los hermanos de Murphy. Los hijastros de Marion, Carol Gaarde, David Hickman y Shirley Archer estaban convencidos de que, por directa sucesión familiar, les quedaría todo a ellos el patrimonio de la mujer fallecida que ahora ascendía a 40 millones de dólares. Y legalmente era así.
Sin embargo, el tribunal emitió una sentencia que sorprendió a todos: una promesa había sido hecha años atrás entre los vecinos y Murphy.
David y su esposa Dee habían llegado a un acuerdo con la anciana señora: dos condiciones debían ser respetadas para poder disfrutar de toda su herencia.
En primer lugar, la pareja no debería hacer modificaciones estructurales en su propiedad que pudieran obstaculizar la hermosa vista al puerto de las casas de Murphy. En segundo lugar, dado que no tenía hijos o familiares cercanos en Sydney, preguntó si estaban interesados en cuidarla para que no pase todo el resto de su vida en un hogar de ancianos. La pareja aceptó y mantuvo la palabra.
Al final, el juez falló a su favor, considerando que la pareja efectivamente había respetado los deseos de la mujer.
Los hijastros de Marion quedaron impactados por la decisión tomada por el juez, pero no puedieron hacer otra cosa más que aceptarla. ¿Están de acuerdo con la sentencia emitida por el juez? ¡Hágannos saber!